renacer

acástoy... para contarles una pequeña historia.
Sabado a la tarde, la burguésnecesidad de rapar las plantas, de solaparlas y frenar su crecimiento para q no inunde la vivivivienda de ramas y follaje. Arranqué como si les estuviera cortando el flequillo, con una tijera comunarda que no hacia mella y me hacía mierda la manopla sensible. Después de pedirle una apropiada al mercovecino arranqué realmente. No podía frenar. Di la vuelta a la casa. Miré para arriba y ví el tanque rodeado de una planta q se llama Enamorada Del Muro. Bueno, esta estaba enamorada de mi tanque de agua. Me subí al techo (unos 8 metros, casa de dos pisos) y luego al tanque. Una vez arriba, y después de cortar la planta molesta, me quedé contemplando un eucaliptus cercano, más precisamente una rama que se venía para la casa. "A esta le tengo que dar maza... bueno, quedará para un día... cuando venga a mí "El Loco del Hacha". Estas cosas pensaba cuando empecé a bajarme del tanque, que está a un metro y medio elevado del techo. Cuando quiero dar la vuelta, la tapa del tanque de la que me había tomado se desliza suavemente hacia mí, pierdo el equilibrio y caigoooooooooooo. Cayendo lentamente hacia el vacío me topo con las ramas de la glicina (otra planta, la que hace lianas entre los árboles y saca unas flores perfumadísimas color lila), que me hacen rebotar y devolver al techo. En el trayecto, manoteo un par de caños de agua. Los rompo y comienza a salir sin cesar un chorro tipo manguera, y en un caño principal y chorro tipo regador, viste? como los que riegan el pastito, los denominados "sapos", "sapito", etc. Chivas: sano y sin un rasguño, pálido, temblor, dolor de codo, nomás, pasajero. Voz de mi mujer: "Chivas qué pasoooo????" "Nada, me caí del tanque" "Y estás bien? Qué es ese agua? Se inunda el techo!!" (con voz de locura y desesperación total) "AY SE INUNDA EL TECHO LA PUTA MADRE!!"... discusión fea, puteadas, "Fue un e, la reconcha de la lora!!!!" Casi me mato y no cuento el cuento. Caía de espaldas desde ocho metros contra un piso de cerámicos. Muerte. Velatorio. Richard robándome la guitarra, robándome los temas para venderlos como colección maldita, Coco vendiéndome la computadora para cambiar el auto, disco de normA vendido por millones gracias a mi muerte... en fin. Estaba muerto y las plantas de la glicina me salvaron.
El cuentito termina divino: luego de la feroz pero corta discusión con mi amada, llamo a un servicio de urgencias plomeril que me manda un gordo en 15 minutos. Ve el problema y presupuesta: 380 pesos. Si tenía palidez, ahora era un fantasma. Nada más lindo que un sábado de poda.