dogos

mmm -peleas, las odio también. Pero las busco, sin querer. Resulta desgastante y malhumora tremendamente - el amor es malo, es el diablo.
La cita era bárbara: organizar terrible recital en La Plata: Las Canoplas, NormA y Marlon Bardo. Martin Bonetto había reservado todo un kit nocturno para ampollarnos la cabeza, todos los que quieran, y además compartir charla con las otras bandas para organizar el septiembre platense. Igual lo vamos a hacer. Pero el hecho es que suspendí todo. Llamé a Coska y me dijo: "Como algo y voy para allá" - no, Cosk, suspendo. Martín dijo: "¿Dónde estás?" cuando lo llamè al celular. Frase clásica cuando todo está preparado y sólo hay que empezar. ¡Hasta Richardo tenía reservada la noche! Viernes a la noche con muchísimos problemas, todo el sábado sin poder hablar, con la cosa atragantada... "Me voy a jugar al fulbo y se me pasa", pensé... y así fue, ganamos 13 a 4 y resultó una buena contienda. Pero todo era pelea: me agarré con varios, sin querer pero queriendo... una piernita fuerte, un bailecito gozador que está de más, una discusión, un dedito en el ojo... Volví al hogar desamorado y todo era diferente. ¡Ella hablaba!
Bueno, basta de lamentos. Lo que sí sé es que con la cabeza perturbada como la tenía nada me iba a salir bien, y no sólo eso, sino que iba a hacer mal a mi alrededor todo lo posible, me conozco. Pero un dogo me hubiera venido bien. Ahora, cuando los conejitos se amigaron... cuánto amor, ¡cuánto tiempo recuperado! cuando el amor es lindo, es lo más lindo, verdad? se transforma en angelito suspendido en el espacio antidimensión, no-dimensionado, fuera de escala, fuera de borda, lancha a motor, móvil eterno, playmobil ideal, monstruo divino, cosita mía...
Las armas no sirven, ni siquiera el dogo, pero cómo lo hubiera mandado a asesinar al kiosquero... porque sí, simplemente por asesinar.